Orden de control para que el detenido Mahmoud Abu Rideh pueda salir del
Reino Unido
03 de julio de 2009
Andy Worthington
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Hoy mismo he publicado dos artículos sobre el sufrimiento de Mahmoud Abu Rideh, detenido
en virtud de una orden de control, y su familia: "Siete
años de locura: la desgarradora historia de Mahmoud Abu Rideh y la legislación
antiterrorista británica" y "¿Serías
capaz de soportarlo? Cartas de los hijos del detenido por orden de control
Mahmoud Abu Rideh" - cuando el residente británico de origen
palestino, encarcelado sin cargos ni juicio, o sometido a una orden de control
(una forma de arresto domiciliario) como "sospechoso de terrorismo"
durante siete años y medio, sobre la base de pruebas secretas, que no le han
sido reveladas, solicitó permiso ante el Tribunal Superior para salir del país,
y poner fin a su horrendo limbo en el Reino Unido, donde ha padecido graves
problemas de salud mental que le han llevado a repetidos intentos de suicidio,
y donde recientemente ha visto, impotente, cómo su esposa abandonaba la larga
lucha y se iba del Reino Unido a vivir con unos parientes en Jordania,
llevándose a los niños con ella, a pesar de que tanto ella como los niños son
ciudadanos británicos.
Me complace informar de que el Sr. Abu Rideh ha tenido éxito hoy en su solicitud, y que Amnistía
Internacional, que apoyó su caso, acaba de anunciar que el Ministerio del
Interior ha accedido a expedirle un documento de viaje. Como ha explicado
Amnistía: "A reserva de que el Ministerio del Interior le conceda
formalmente el documento, que ahora ha solicitado, el Sr. Abu Rideh podrá ahora
salir del Reino Unido y tratar de entrar en otro país."
El comunicado de prensa de Amnistía continúa "Amnistía sigue pidiendo que se expida a Mahmoud Abu
Rideh un documento de viaje de la ONU, al que debería tener derecho como
refugiado. Sin embargo, en aras de poder salir rápidamente del Reino Unido e
intentar reunirse con su familia, el Sr. Abu Rideh ha accedido a solicitar un
documento inferior que le permita salir del Reino Unido y entrar en otro país."
La activista antiterrorista Sara Macneice añadió: "Es una noticia muy satisfactoria que Mahmoud Abu
Rideh pueda ahora salir del Reino Unido y buscar la entrada en un país seguro,
y ya no estará sometido a las medidas represivas de su orden de control, que le
han llevado a la más absoluta desesperación. He hablado con el Sr. Abu Rideh y
esta decisión le ha dado la esperanza real de que ahora podrá reunirse con su
esposa e hijos, y ser capaz de reconstruir su vida."
Amnistía Internacional apoya la solicitud de Mahmoud Abu Rideh de un documento de viaje de la ONU, al
que debería tener derecho como refugiado. Sin embargo, parece dispuesto a
solicitar un documento de inferior calidad para salir del Reino Unido lo antes
posible. El Ministerio del Interior debería expedirle este documento sin
demora, en lugar de someterle a más retrasos. Se trata de una pequeña victoria
para un hombre, pero el pernicioso sistema de órdenes de control, que le ha
expulsado a él y a su familia del Reino Unido, sigue vigente. Amnistía sigue
pidiendo que se ponga fin al régimen de órdenes de control y se sustituya por
medidas que respeten los derechos humanos básicos de las personas."
A esto sólo puedo añadir que estoy totalmente de acuerdo, y espero que, tras una
sentencia de crucial importancia dictada por los Lores de la Ley hace
apenas tres semanas -en la que los Lores emitieron por unanimidad un rotundo
repudio del uso por parte del Gobierno de pruebas secretas para imponer órdenes
de control a presuntos sospechosos de terrorismo-, el Gobierno decida
finalmente abandonar políticas tan ajenas a las leyes de las que se enorgullece
el Reino Unido. Durante casi 800 años, desde que el rey Juan firmó la Carta
Magna en Runnymede, Gran Bretaña ha sido el país que no sólo consagró el habeas
corpus -el derecho a no ser encarcelado arbitrariamente y a ser privado de
libertad sólo tras un juicio con juez y jurado-, sino que también lo exportó al
resto del mundo.
Mahmoud Abu Rideh ha conseguido hoy una importante victoria personal, pero todos los que creen que
nadie debe ser encarcelado o privado de libertad de otro modo sobre la base de
pruebas secretas -y, esencialmente, por el capricho de ministros del gobierno
que han hecho retroceder el reloj hasta 1214- deben seguir insistiendo en que
se ponga fin al régimen de órdenes de control, y en que el uso de pruebas
secretas no tiene cabida en un país que pretende defender valores civilizados.
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